
Éste es el caso de cinco malagueñas que decidieron crear una empresa desde cero. Algunas muy innovadoras y nunca vistas como es el caso de Lavadog, creada por Eva de Miguel y Rocío García. Estas dos jóvenes decidieron crear un espacio para el lavado canino ya que los que estaban disponibles en gasolineras no cumplían con las necesidades que ambas querían para sus mascotas. «Mi amiga y yo decidimos hacerlo porque no nos gustaba lo que encontrábamos y pensamos que esta idea podría salir adelante, y lo hicimos», expresa Eva de Miguel. Ambas, apoyadas por el programa de autoempleo de la Asociación Arrabal, buscaron un local juntas para el cual le pusieron varios obstáculos. «Muchas veces pensaban que eramos demasiado jóvenes, que no podríamos sacar el proyecto adelante y no querían alquilarnos el local», añade De Miguel.
Gracias al programa de autoempleo Incorpora, Eva y Rocío pudieron saber cuáles eran los pasos a seguir que necesitaban dar para que su empresa pudiera ver la luz. Al igual que ellas, Olalla Rubio tuvo una idea y con la ayuda de Sonia González, esa idea se convirtió en una realidad. «Quería vender material de papelería pero con diseño. Monté Olalá y hasta el momento me va bastante bien», asegura la joven. Rubio estudió Bellas Artes y tras varios años en los que no encontraba trabajo, decidió emprender esta aventura que ya lleva en funcionamiento casi un año. Ahora, Olalla Rubio está vendiendo sus productos a través de su página web. «Creo que el futuro está ahí, además, mis productos se venden muy bien por internet, desde casa la gente compra mucho este tipo de artículos», expresa la joven.
Artículo completo en: LaOpinióndeMálaga.es