Entidades sociales de Francia, Chipre, Polonia y España se han unido en un proyecto europeo para dar a conocer a jóvenes de cada uno de estos países la importancia del Tercer Sector de Acción Social y el alcance de las iniciativas que desarrollan ONGs en diferentes ámbitos como lucha contra la pobreza y la exclusión, la igualdad de oportunidades o la defensa del estado del bienestar. La Asociación Arrabal-AID de Málaga es la representante española en una propuesta que busca fomentar un servicio cívico entre la juventud sembrando así la semilla de la solidaridad entre los y las jóvenes menores de 30 años para revitalizar el movimiento asociativo.
Con el nombre original de ‘Tremplin vers l’insertion Professionnelle pour les Jeunes Européens engagés en Volontariat’ (TIPJEV), que puede traducirse como un trampolín hacia la integración profesional de jóvenes europeos participantes en actividades de voluntariado, este programa ofrece a una decena de jóvenes de cada país la oportunidad de colaborar con iniciativas solidarias y acciones en beneficio de la comunidad que se llevan a cabo en su ciudad. El reto es involucrarles en su entorno más cercano de una manera activa, a la vez que aprenden y realizan dicho servicio cívico, descubriendo los recursos existentes en la zona que pueden resultarles muy útiles para su futuro profesional. La entidad francesa Service Civique Européen coordina este programa que cuenta con financiación de la Unión Europa y el programa Erasmus+, una medida que iniciaba sus primeros pasos en verano de 2025 y culminará en febrero 2027.
En el caso malagueño, son diez jóvenes, siete chicas y tres chicos, con edades comprendidas entre los 18 y 30 años, quienes desde principios de noviembre se han implicado en las distintas acciones que lleva a cabo la Asociación Arrabal-AID en ámbitos como el apoyo a la infancia y el retorno educativo de jóvenes, la atención a personas sin hogar y en situación de privación de libertad, la incorporación laboral o la mejora de las competencias profesionales de las personas en desempleo. La diversidad es una característica del grupo, con participación de jóvenes inmigrantes (3), personas con discapacidad (3) o con cargas familiares (2). El 80 por ciento ha finalizado estudios de ESO, Bachillerato o un Grado Superior de Formación Profesional y todos ellos siguen viviendo con su familia, lo que refleja las dificultades existentes para la emancipación juvenil.
Las primeras valoraciones de los y las jóvenes tras estas semanas iniciales de servicio cívico son “muy positivas” como describe Nur Garbou por “ofrecer la oportunidad de colaborar y aprender al mismo tiempo”. Un plan que “permite un compromiso importante de seis meses, perfecto para involucrarse de verdad”.
Una de las particularidades de este modelo cívico-solidario es que proporciona una beca mensual a cada participante, para sufragar los costes relacionados con el desplazamiento o lo que se denominan otros ‘gastos de bolsillo”. En total, serán seis meses de acción social activa en los que el grupo tendrá la oportunidad de desarrollar sus habilidades personales y, en algunos casos, poner en prácticas conocimientos relacionados con sus estudios realizados, a la vez que empatizan con una realidad social de la ciudad de Málaga que, en muchos casos, desconocen.



Un programa novedoso
Contribuir a la sociedad, reforzar su aprendizaje relacionado con cuestiones sociales, descubrir un espacio para ejercer el voluntariado o una vía para el desarrollo y el crecimiento personal son algunas de las motivaciones que los y las jóvenes vinculados a Arrabal-AID esgrimen para su participación en este novedoso programa. Actualmente, ninguno de ellos cuenta con empleo, si bien el 70 por ciento de los inscritos participa en acciones formativas que compagina con este servicio solidario que desarrollarán durante 20 horas a la semana, incluyendo el tiempo de sus misiones, reuniones formativas y de coordinación.
Aunque son pocas las jornadas transcurridas, ya hubo tiempo para algunas anécdotas entre el equipo de voluntariado y las personas beneficiarias. En este sentido, Yolanda García Martínez subrayaba lo cariñoso que son los menores: “Muchos al principio no quieren ir a las clases de refuerzo, pero acaban pasándoselo muy bien y están dispuestos a hacer las tareas que les asignes”.

