El director ciudarrealeño Daniel Chamorro ha ganado el XVI Festival ‘Alhaurín en Corto’ con ‘El Libro de Mario’, un documental protagonizado por Mario Ortega Lozano que cuenta su historia de superación, madurez y sensibilidad con grandes dosis de humor. La cinta alude a cómo el protagonista, con síndrome de down, quiere llevar una vida normal, pero no puede evitar convertirla en extraordinaria con el apoyo de su familia y amigos. Este corto documental convenció a los hombres y mujeres en situación de privación de libertad que asistieron a la fase final del certamen, que organiza cada año la Asociación Arrabal-AID en el Centro Penitenciario de Málaga en colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
Chamorro, tras llevarse la estatuilla y un premio de 1.000 euros para la compra de material audiovisual, comentaba con ilusión que acudir desde Ciudad Real valió la pena, “porque el público ha sido diferente y maravilloso”: “Han estado muy participativos y estoy muy satisfecho y contento. El corto es la vida de una persona maravillosa, que es Mario y su familia, y parece que ha gustado. Estoy un poco en shock por este momento aún”, reconoció emocionado.
La cinta triunfadora se impuso a las otras cuatro obras finalistas: ‘Alicia’, una obra de terror dirigida porTony Morales que cuenta como Carolina tiene que lidiar con los miedos infantiles de su hija que acaba de quedarse ciega y cree que una vieja habita en su cuarto; ‘El desayuno de los funcionarios’, de Javier Gómez Bello,donde se recrea el desayuno de un grupo de empleados públicos de una oficina cualquiera de la Administración. El pan ‘tostaíto’, el zumo recién exprimido o el aroma del café son aquí pequeños privilegios que pueden perderse en cualquier momento y de la forma más inesperada; ‘‘La Urna’, del cineasta Miguel de Ángel,donde Miguel y Joana tienen que hacer una última gestión para despedirse de su padre: elegir una urna donde depositar sus cenizas, algo que puede parecer una tarea fácil; y ‘Los refugiados’,deAlejandro Hoces que representaun mundo donde apenas queda vida, en el que Marta debe proteger a su hijo Samuel de los peligros que les rodean. Una situación que cambia cuando un curioso superviviente llega a su preciado hogar.
La fase final del certamen se celebraba a finales de esta semana coincidiendo con los actos conmemorativos de las Fiestas de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias, una gala donde el protagonismo recaía en la población reclusa del Centro Penitenciario de Málaga, sito en Alhaurín de la Torre donde un centenar de internos e internas pudieron disfrutar no sólo del visionado de las cintas a concurso, descubriendo nuevas corrientes y formatos audiovisuales a los que por su situación son más ajenos, sino que también pudieron charlar sobre cine con creadores y productores, interesándose por aquellos aspectos que más les llaman la atención sobre la industria, como el proceso para plasmar sus ideas en imágenes; las horas de trabajo detrás de un corto o lo difícil que resulta abrirse camino en la profesión. Un público al que le tocaba decidir qué trabajo era merecedor de la estatuilla con forma de cámara que representa al festival, un trofeo que ellos mismos fabrican en los talleres del centro penitenciario que acompaña al premio de 1.000 € para la compra de material audiovisual que aporta la Asociación Arrabal-AID.
Un total de 63 obras audiovisuales de formato y temática libre participaban este año en la fase previa del certamen organizada durante el verano, donde las únicas limitaciones eran no superar los 15 minutos de duración así como estar rodado o subtitulado en español. Con la celebración de esta décimo sexta edición, la entidad sin ánimo de lucro mantiene su firme compromiso de acercar diferentes propuestas culturales y valerse del cine como herramienta para favorecer la reinserción de las personas en situación de privación de libertad.
El cartel anunciador del certamen impulsado por la Asociación Arrabal-AID incluía este año el eslogan ‘Vidas que ruedan’ con el que se busca subrayar cómo
cambia la vida de las personas reclusas mientras se encuentran en el centro penitenciario, relacionándolo con el cine en particular y la cultura en general, para una reinserción social y laboral plena. La vida de estas personas, al igual que en una película, va cambiando durante el tiempo, y el cine es un recurso muy valioso para reflejar sus distintas realidades. Aunque la comedia es un valor seguro en el certamen, todos los géneros han sido premiados en ‘Alhaurín en Corto’ a lo largo de su historia, destacando el respaldo del público a formatos más arriesgados, películas de animación o dramas sociales con personajes al límite.